22.09.2012 00:00

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Los Cuquis vuelven a vivir juntos
Agobiados ante las circunstancias económicas y ante la imposibilidad de vender el piso, Amador y Maite se ven obligados a convivir bajo el mismo techo mientras pagan la hipoteca, cuidan de los niños y se ocupan de las tareas domésticas. Su apacible vida se trastoca con la llegada de Sergio, a quien Maite, ilusionada ante la posibilidad de iniciar un nuevo romance con el apuesto actor, invitará a que se quede en el dormitorio de invitados de su casa. Los intentos fallidos de incorporarse al mercado laboral y la acuciante necesidad de ganar dinero llevarán a Amador a montar una agencia de detectives con sede en el bar, compañía en la que esporádicamente prestarán su colaboración Leo, Vicente y Javi. Paralelamente, Nano, uno de los hijos de la pareja, emprenderá una exitosa carrera como modelo infantil, cuyos honorarios constituirán la principal fuente de ingresos de los Cuquis. Sin embargo, los comportamientos eminentemente femeninos del niño alarmarán a sus padres, que le llevarán a hacer terapia con Judith.
La tensa convivencia de Javi, Lola y Vicente
Necesita tiempo para decidir si perdona a su marido sus devaneos con Raquel. Entretanto, Lola pide a Javi que finjan ser una pareja estable que ha logrado superar sus dificultades, dado que ahora ella es una conocida actriz del panorama nacional. Mientras los vecinos creen que se han reconciliado, la convivencia en el piso será difícil: la rabia por la traición de Javi hará que Lola saque de vez en cuando la Reynolds que lleva dentro. Aterrado ante estos repentinos cambios de humor, el primer mandatario de 'Mirador de Montepinar', dormirá con su padre en la habitación de invitados. Javi teme que su mujer le pague con la misma moneda, mientras ella acude a numerosos eventos y actos sociales gracias a su nuevo estatus de celebrity nacional.
Coque y Nines se enamoran
Harta de su precaria situación económica y de la inflexibilidad de su prima a la hora de darle dinero, Nines se pone a trabajar a las órdenes de Antonio Recio, que le asigna un doble cometido: desestabilizar el inmueble y desgastar a la presidenta. El desempeño de sus tareas requiere que distraiga a Coque, a quien deja el niño a menudo. El conserje comienza a sentirse atraído por Nines y aunque ella finja ser inmune a sus sentimientos, su corazón se irá ablandando paulatinamente.